Unos días atrás hemos tenido a nuestros perros a tiempo parcial: un corgi un poco autista y una encantadora "border collie", esa raza que se ha puesto de moda para desquicio de los insensatos dueños. He probado algo que no había hecho antes: unir las correas de ambos con la esperanza de que los tirones e instintos de uno cancelasen en alguna medida los del otro, ahorrándome una parte del esfuerzo a realizar en los paseos urbanos (en el campo van libres como el viento).